jueves, 21 de junio de 2012


                    ¡HUY!  ¡HUY!  ¡HUY!



          Si, el tiempo pasa y pasa y aquí lejos de aclararse nada, cada vez parece que las cosas se ponen más negras. Las últimas noticias sobre lo que nos preocupa, no dejan de ser globos políticos ( sin nada en su interior más que aire ) cuya única finalidad, es la de seguir manteniendo a la sociedad tranquila y adormilada. ¿Qué significa que PEMEX le vaya a pedir presupuesto a Navantia para la construcción de dos buques quimiqueros? Pues simple y llanamente nada, absolutamente nada. Esto, es ni más ni menos, lo mismo que cuando en los periódicos viene publicado ( y viene con excesiva frecuencia ) que Navantia opta a la construcción de fragatas para las armadas de Brasil, Arabia Saudí, Turquía o …etc. ¿Qué supone eso? Nada.

               Por eso y porque aquí nada se mueve, es por lo que a nadie le puede llamar la atención el enfrentamiento habido el pasado día 30 de Mayo, en la Plaza de Armas, entre trabajadores de las auxiliares y miembros del comité de empresa de Navantia. Y es que tal y como se desarrollaron las cosas en estos últimos dos años y medio, lo sucedido es lo que cabía esperar a medida que se fuese acercando la fecha en la que en Navantia no quede donde clavar una punta. Y es que si la situación es mala en general ¿Cómo podemos calificarla para los que ya están o se están quedando sin trabajo? No obstante, esa es una dinámica de la que hay que escapar. No conduce a ningún lado y además, debilita a los trabajadores y a la sociedad en general.

                 Estoy seguro que ahora en Ferrolterra son muchas las personas – trabajadores, sindicalistas, políticos y ciudadanos en general – que se acuerdan del apoyo que de forma totalmente injustificada, le negaron en su momento a Rumbo 21. Más ahora, no es momento para lamentaciones. Ahora es momento (porque nunca es tarde) de rectificar determinados planteamientos que lo único que consiguen es mantener al astillero de Fene en el más profundo de los ostracismos, arrastrando con ello, a la sociedad de Ferrolterra. Ahora se está en una situación en la que no valen los discursos ideológicos. Las doctrinas, en situaciones desesperadas como las que viven los que ya están despedidos y los que se sienten en esa situación de forma inminente, no tienen valor alguno. Por eso y de ahí, el desaliento, el abatimiento, la irracionalidad y la desesperación reinantes en los trabajadores de las auxiliares, que ya no aceptan ni las buenas palabras ni los consejos que vienen de aquellos a quienes ven bajo el paraguas de la seguridad que significa pertenecer a la plantilla de la empresa principal.

               Si en Ferrolterra queremos mirar al futuro con cierto optimismo, Astano tiene que dejar de ser un taller auxiliar y volver a ser un astillero con letras mayúsculas. Si es bajo titularidad pública, pues muy bien, pero si para que vuelva a funcionar como tal, tiene que volver a ser privado, pues que lo sea. Lo hay que conseguir es trabajo. Y en esa tarea, todos tenemos que remar en la misma dirección. Y aquí no valen ni tienen cabida posturas ideológicas. Se está hablando de supervivencia, y por lo tanto, va siendo hora ya de que en Ferrol prevalezca el interés general por encima de cualquier otra consideración.

             A veces parece como si ni nosotros mismos tuviésemos claro que es lo prioritario y lo que realmente queremos. Se hace necesario una profunda reflexión sobre afirmaciones como que lo público es servicio y lo privado beneficio, o como, que bajo ningún concepto se va a permitir que la antigua Astano vuelva a ser empresa de titularidad privada. Y es que, mientras así no lo hagamos, seguiremos sin avanzar y girando sobre nosotros mismos.   

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