viernes, 10 de agosto de 2012


      EL  SENTIDO  COMÚN DE NUESTRA CLASE POLÍTICA

             Entre las muchas definiciones que hay sobre el sentido común, una de ellas, sobre todas las demás, parece como si fuese especialmente pensada para calificar a la clase política española actual. Y esa definición dice así : Sentido común es lo que describe las proposiciones que benefician a la mayoría de una sociedad. (familia, pueblo, comunidad autónoma, nación)

            Y en ese contexto y ya pensando en la situación que nos toca vivir en estos momentos, recuerdo con mucha frecuencia, quizá demasiada, lo que un buen amigo me suele decir, y que es : Que “ esto “ con Dios o sin Dios, no hay Dios que lo arregle. Y es que la verdad, es que nuestra clase política toma decisiones que, al menos en alguna que otra ocasión, lleva a pensar como si ellos realmente viviesen en otro mundo. O como si esto simple y llanamente no fuese con ellos.

          Que el IVA de las revistas se vaya  a mantener en el 4% y sin embargo se suba el de otras cosas que son de primera necesidad como las gafas graduadas, el recibo de la luz, el del gas, el material escolar…etc no es fácil de entender y por supuesto, mucho menos de asumir ¿Cómo es posible que una revista pornográfica, por ejemplo, o del mundo del motor, o del mundo del corazón, que más da, pueda estar menos gravada que todos esos artículos de primera necesidad antes mencionados? ¿Pero dónde está el sentido común de nuestros gobernantes?

          Que a los partidos políticos y a los sindicatos les recorten sus subvenciones no es suficiente. Es cierto que el recorte es una medida que  hay que valorar de manera positiva, pero es a todas luces insuficiente. Las subvenciones a este tipo de organizaciones hay que eliminarlas de forma total y absoluta. Esas entidades debieran de autofinanciarse con las cuotas de sus afiliados y los donativos de sus simpatizantes. Es decir, de igual forma que ellos mismos piden que se financie la iglesia católica. Y es que no es razonable eliminar servicios sociales o eliminar fármacos de los que se benefician, entre otras, las personas más desfavorecidas, y por otro lado, destinar millones y millones a pagar las gigantescas estructuras, en muchos casos, desproporcionadas, que tienen tanto unas como otras organizaciones. Si la sociedad se tiene que hacer un agujero más en el cinturón, ellos, que deben de ser ejemplo para esa sociedad, se lo tienen que hacer también.

 Y es que la actual España parece una mala, malísima, fotocopia de lo que debe de ser un país avanzado socialmente. Por un lado, los catalanes piden auxilio para poder seguir respirando, pero ojo, a sus “ embajadas “ que ni las toquen. Por otro, nos encontramos con unos valencianos totalmente ahogados, pero sin embargo, ellos siguen organizando grandes premios de Formula 1. Un poco más allá, nos topamos con una Comunidad de Madrid que a pesar de tener una deuda de sacar el hipo, continua peleando y peleando por la organización de unos Juegos Olímpicos. Y así podríamos, créanme, continuar poniendo ejemplos hasta llegar al aburrimiento o a la desesperación.

 Sin embargo, muchos de los errores que los políticos  cometen, no son por desconocimiento, no, son por intentar sacarle rentabilidad partidista a todo tipo de decisiones. Y en al caso concreto de los recortes que vivimos, por no tener la valentía suficiente como para asumir el coste electoral que sin duda, traería tomar las decisiones más razonables y cargadas de sentido común. En España todavía hay mucho, pero mucho, de donde sacar dinero sin tener que asfixiar a los mismos de siempre. Pero claro, hacerlo de otra manera, aún siendo más razonable, seria como echar piedras sobre el propio tejado de uno mismo. Y hasta ahí podríamos llegar. Y claro, de ahí esa incomprensión y esa extraordinaria y frontal oposición que presenta toda la sociedad española a todo lo que está haciendo el gobierno.

          Aunque si hablamos de sentido común, una de las cuestiones que más puede ayudar a comprender como somos y como nos comportamos, es la postura adoptada por todos los partidos políticos con el Rey cuando éste decidió pasar unos días de vacaciones en Wotswana ignorando el mal momento por el que pasaba España. Y efectivamente, el Rey no estuvo acertado, pero ¿Qué hicieron nuestros políticos, esos que tanto le criticaron, el año pasado durante todo el mes de Agosto? Y el país ya estaba supermal.

          Ahora y en este nuevo Agosto, en este país todo Dios cerró el chiringuito y se fue de vacaciones. Todos, unos más que otros, disfrutarán de unos días de descanso. Desde el Presidente del Gobierno hasta el último concejal del último pueblo de España. Y el país sigue pero que muy jodido. ¿O no? Entonces ¿Quién coño, en este país, está en condiciones de criticar las mini vacaciones del Rey? El Rey cometió un error, es verdad, pero ese no fue el disfrutar de unos días de vacaciones, si no  ausentarse del país sin decirle ni a cocoroco a donde se iba. Y nada más.

          Si el sentido común, la coherencia y la responsabilidad, son valores apreciables en todo tipo de personas, en aquellas que practican la política y que por medio de ésta, dirigen los destinos de la sociedad, estas cualidades tienen que ser inherentes. Ya veremos dentro de unos días tan solo, cuantos presidentes, ministros, diputados en Cortes Generales y autonómicas, diputados provinciales, alcaldes y concejales, Jueces y abogados del Estado….etc, responden al ejercicio de reflexión que sus declaraciones anteriores sobre el Rey y sus vacaciones realizaron y, por el estado en que se encuentra nuestro país, se quedan sin vacaciones.   

 

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