¿SE ESTÁ A LA ALTURA DE
LAS CIRCUNSTANCIAS?
Martes
28, esa es la fecha. En tan solo 15 días Ferrol puede volver a vivir una
jornada que por los años que hace (más de seis) que ya no vive, podría resultar
inolvidable. Lo paradójico de esa circunstancia, está en que el día puede
resultar imborrable independientemente del signo de las nuevas. Es decir, si
son buenas noticias, pues por lo que ello va a suponer, y si resultan ser
malas, pues por la prolongación de la
agónica situación que se vive. Bueno, todo esto, suponiendo – y puede que sea
mucho suponer – que los mejicanos dejen, de una vez por todas, de marear ya la
perdiz. Ojalá el próximo día 28 sea el comienzo de una nueva época de
tranquilidad y esperanza en el futuro, pero bueno, ya veremos. De momento,
confianza ninguna.
Pero claro, mientras tanto eso no
ocurra, lo que hay que decir es que la situación que se viene viviendo en
Ferrol desde Mayo del 2012 (cerca de dos años ya) con los anuncios hechos,
tanto desde el gobierno autónomo por medio del presidente Feijoo como posteriormente
desde el gobierno central, por medio del ministro Montoro, es una situación
insostenible. Y justamente eso, es lo que hace que sea un poco inexplicable
tanta calma, relajación y sosiego como se está demostrando tener en toda la
comarca.
No deja de
llamar la atención que en uno de los momentos – laboralmente hablando – más difíciles
y delicados de esta comarca desde el final de la Guerra Civil, la calma y la
pasividad sean las notas predominantes dentro de una situación que cada día que
pasa se hace más y más insostenible. ¿Qué habrá, si es que lo hay, que no sepamos
y que pueda justificar este acomodamiento sindical? A mi personalmente también
me extraña y mucho, la actitud de los trabajadores de la Bahía de Cádiz,
acostumbrados como nos tenían, a invadir el puente Carranza y a provocar
alteraciones públicas ante situaciones bastante menos complicadas como la
actual. ¿Qué es lo que está ocurriendo?
Ferrol fue,
inmerecidamente, durante muchos años considerada como una ciudad excesivamente
reivindicativa, muy conflictiva políticamente y por tanto, nada atractiva para
el mundo empresarial. Eso decían de nosotros. Que éramos una sociedad
excesivamente politizada (como si eso fuese algo malo) y además, que teníamos
una cierta vena huelguista que desaconsejaba cualquier inversión en la zona. No
decían, nunca lo dijeron, que lo que los trabajadores hacíamos era solo reaccionar
ante las provocaciones de los que cortaban el bacalao para defender únicamente
nuestros intereses. No, decían que éramos lo peor de lo peor. Pero, si
efectivamente éramos así ¿Dónde quedó todo aquello?. Y no estoy diciendo que
haya que volver a las trincheras, claro que no, los tiempos han cambiado y
ahora las cosas “también“ se
combaten desde las mesas de negociación, pero entre lo celosos que fuimos en
defender nuestro puesto de trabajo y lo que hoy se aprecia por las calles, creo
que algo hay por medio que se quedó por el camino y que yo no logro comprender.
¿Cómo es posible vivir un momento tan
sumamente delicado y que los sindicatos no den señales de vida? ¿Lo que se hizo
y hace – aparecer esporádicamente como el Guadiana – es pelear por todo lo que
está en juego en esta comarca? Desde luego que venga Dios y lo vea.
Claro que,
si los sindicatos no arman ruido con lo que les ocurre a millones de españoles,
como puede ser con la tasa de paro existente y dentro de ella con el paro
juvenil. Con los contratos basura, de los que ya apenas casi nadie habla. Con la
vergonzosa subida del 0,25 % de las pensiones. Con la increíble congelación de
un salario que no llega a los 650€ al mes ¡brutos! (el salario mínimo)… etc,
etc, ¿Cómo van a levantar la voz por lo que les ocurre en Ferrol a tan solo
cuatro o cinco mil trabajadores? ¿Cuántas veces se le escucharon declaraciones
a Cándido Méndez o a Toxo respecto a lo que le ocurre a Navantia? ¿Los hemos
visto por Ferrol en alguna de las multitudinarias manifestaciones que se
hicieron últimamente? ¡Que pena de sindicalismo!.
En el preámbulo
de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos en Argel en el
verano de 1976, se dice: “ Vivimos tiempos de grandes esperanzas, pero también
de profundas inquietudes”. Pues bien, aquí en Ferrol y ¡¡después de casi 38 años!!, es de lamentar que tengamos que quedarnos
tan solo con la parte final de la frase. O tal vez, sea mejor refundirla y
dejarla que diga: “ Vivimos tiempos de
profundas inquietudes sin grandes esperanzas”. Así esta Ferrolterra hoy. Ciertamente
hay quien está fallando estrepitosamente y cada vez está más claro de quien se
trata.
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