lunes, 3 de septiembre de 2012


  LAS  PROMESAS,  COMO  EL  TURRÓN

          Cierto es que el turrón es un producto que se puede consumir en cualquier época o momento del año, pero no es menos cierto también, que éste, quizá por la tradición, cuando de forma generalizada y mayoritaria aparece en nuestras mesas, es únicamente en el periodo navideño. Es decir, de forma muy puntual. Pues bien, de igual manera que ocurre con el turrón en Navidad, en política ocurre con las promesas en los periodos electorales. Éstas aparecen cuando de ganar el voto se trata y desaparecen de forma inmediata hasta la siguiente consulta electoral.

         Galicia va a tener, porque así lo decidió el Sr. Feijoo, un nuevo proceso electoral para el próximo 21 de Octubre. Un adelanto electoral, que en ningún caso se hace porque la situación de la Comunidad así lo demande, si no porque los intereses partidistas del PP, y/o de su presidente y equipo, así lo aconsejan. Es indudable, que se hace desde el legítimo derecho que el sistema democrático en el que vivimos le otorga al presidente, y por ello y a este respecto, nada hay que objetar. Sin embargo, hay que señalar que en el momento actual y pensando en los intereses generales de los gallegos, no hay nada que así lo aconseje. La realidad gallega a día de hoy, nos dice que de nuevo nos encontramos ante la clásica situación en la que los intereses de unos pocos prevalecen, legalmente insisto,  sobre los intereses generales de los muchos.

          ¿Y a donde lleva esto? Pues esto lleva consigo volver a prometerle a la sociedad lo que ya tantas veces se le prometió y que sistemáticamente se le negó. Y en el caso concreto de nuestro Ferrol, pues el tren al puerto exterior, el gran centro de reparaciones, la plataforma logística del puerto exterior, la finalización del saneamiento de la Ría, el barrio de Recimil, la apertura del Auditorio de Caranza, y un largo etc que daría lugar a una lista interminable de promesas, algunas de ellas viejas promesas, y que hasta el momento son promesas más que incumplidas.

          En Ferrol tenemos motivos, muchos, muchísimos, como para desconfiar de la clase política.  Y es que podemos decir que somos un pueblo con el que los grandes partidos jugaron de forma sistemática y continuada, a lo largo de los últimos treinta años.

          Por eso, en Ferrol se mira a todo proceso electoral con mucho recelo, suspicacia y por supuesto mucho escepticismo. Ahora y llegado de nuevo este momento, llega el instante de la reflexión y con él, la posibilidad de decirle a quienes nos han engañado ¡¡ Vasta ya !!.

          Tenemos que sacar nuestro orgullo, dejar que éste aflore y decirle a aquellos que con nosotros han jugado durante tanto tiempo que hasta aquí. Cambiar el rumbo de nuestra historia está en nuestras manos, y si consideramos que tenemos motivos para hacerlo, hagámoslo. El pueblo es soberano y en estos momentos, es cuando lo tiene que demostrar.

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