¿PUEDE NAVANTIA FERROL CONSTRUIR
EL BUQUE FLOTEL?
Vaya en
primer lugar, si es que la firma efectuada en Santiago es una firma realmente
definitiva para la construcción de los flóteles, mi más sincera enhorabuena
para el Presidente Feijoo, el conselleiro de Economía e Industria, Javier
Guerra y para todos los que de una u otra forma trabajaron en la consecución de
este contrato. Pero dicho esto, ahora y después de la lógica resaca de la buena
noticia, tenemos que preguntarnos si realmente Navantia Ferrol puede construir
este buque flotel. Y claro, si la pregunta se hace así tal cual, sin más
aclaraciones, la respuesta sin duda es claramente afirmativa. Sin embargo, si
se hace intentando leer lo que subyace bajo los acuerdos firmados del 2004, la
respuesta ya se encuentra con una serie de condicionantes que dan lugar a
muchas y serias dudas.
Y en esa
línea de seriedad y análisis y al mismo tiempo lejos ya de todo tipo de euforia
que pudiese contaminar la interpretación de lo firmado, hay que decir que hay
una parte de su articulado que invita, cuando menos, a hacer una sería
reflexión sobre cuestiones que son fundamentales, como por ejemplo:
Que los acuerdos dicen que se
presentará a la Comisión un cálculo de costes de cada nuevo contrato de un
buque civil. Y esto, es además tan importante, que incluso cuando la Comisión
advirtió de esta redacción, le prohibió taxativamente a Navantia contratar
ninguna actividad civil nueva mientras el gobierno de España no hubiese
recibido la correspondiente carta informativa.
O como que España, se comprometió a
que Navantia actuaría en condiciones de mercado y a que, por tanto, cada pedido
de construcción civil así como la actividad de reparación, se efectuasen en
condiciones de rentabilidad. Y ello, basado en la consideración del carácter
complementario que, mientras duren las actuales restricciones, debe de tener la
actividad civil en la Compañía.
Por lo tanto,
la pregunta es ¿Entregó Navantia esa oferta a la Comisión antes de entregársela
a la petrolera? O lo que se hizo, fue multiplicar por dos el trabajo hecho por
Barreras y asumir como oferta la mitad, que es lo que realmente le corresponde
a Ferrol por la construcción de una unidad. Y si así fue, ¿Podría ahora mismo
Navantia Ferrol trabajar en las mismas condiciones de mercado en las que
trabaja Barreras en un buque de estas características y además, ganar dinero en
la operación?
Francamente, es muy difícil, prácticamente imposible, que Navantia
Ferrol, que nunca construyó un buque de este tipo y que además, lleva 25 años
sin construir un buque mercante, pueda a día de hoy y en estas circunstancias,
construirlo en condiciones de rentabilidad. Y claro, si eso no es así, se
estaría vulnerando claramente el artículo nº 7 de los acuerdos del 2004.
Por lo tanto,
nos encontramos ante una situación que necesita ser aclarada lo antes posible.
No podemos dar por bueno este contrato sin antes saber si efectivamente estamos
en condiciones de cumplir con los compromisos adquiridos con la Unión Europea.
Y es que un nuevo incumplimiento por nuestra parte, nos podría llevar, como
dice el artículo nº 18 de los acuerdos, a sentarnos de nuevo ante un Tribunal
de Justicia de conformidad con el artículo 298, párrafo segundo, del Tratado
CE, y esto significa, que podríamos vernos de nuevo ante una nueva sanción. Una
nueva sanción, que muy fácilmente podría convertirse en una nueva ampliación
del maldito veto que estamos padeciendo. Es decir, lo que nos faltaba.
En Ferrolterra tenemos que tener mucho cuidado
con seguir alimentando lo que, injusta e injustificadamente, le impusieron al
astillero de Fene desde Bruselas. No podemos continuar siendo los mejores
aliados de quienes tanto nos sacrificaron. Y digo esto, porque efectivamente
los mayores y mejores aliados de quienes nos castigaron con un intolerable veto
fuimos nosotros mismos, los ferrolterranos. Y dentro de los ferrolterranos,
principalmente los comités de empresas de Fene y Ferrol, los sindicatos, los
partidos políticos, los alcaldes de Fene y Ferrol, Iván Puentes y Vicente
Irisarri, y la Mancomunidad de Municipios de Ferrolterra.
Es cierto que los acuerdos del 2004
recogen claramente que Fene se dedicará “únicamente“ a la construcción militar,
y es cierto también que dicen, que Fene subcontratará “principalmente“ de
Ferrol, pero en ningún caso dice que la subcontratación tiene que ser en
exclusividad. Como tampoco dicen, que la subcontratación tiene que ser de
trozos de barco. No hay nada que diga que de las últimas fragatas construidas
no se pudiese construir una o más fragatas de forma completa en el astillero de
Fene. Al fin y al cabo, construir una o más fragatas, o uno de los LHD
australianos, de manera total, no dejaría de ser una subcontratación dentro de los
contratos globales que tenía Navantia Ferrol. Y hacer esto, si ayudaría a
mantener la actividad real normal de un astillero de cara al inminente final
del veto.
Como tampoco nada hay que diga, que Astano no
pudiese acudir a otros foros en busca de trabajo siempre y cuando respetase lo
de la construcción militar. Los acuerdos dicen en este apartado que contratará
principalmente de Ferrol, pero tampoco dice que tuviese que hacerse en
exclusividad. ¿No consiguió Navantia un contrato para construir bloques para
las fragatas australianas? Entonces ¿Por qué no se pudo conseguir un contrato
similar para la antigua Astano por esos mundos de Dios? ¿Se intentó? Claro que
no.
El daño
a Astano y con él a todo el naval de Ferrolterra ya se le hizo durante todo
este tiempo. Ahora nos encontramos ante una nueva oportunidad en la que, sobre
todo, hay que saber estar a la altura de las circunstancias para no volver a
salir perjudicados. Los acuerdos recogen que la Comisión y ante el
incumplimiento de cualquiera de los compromisos asumidos, nos pueda complicar
la vida. Tengamos pues cuidado, y hagamos las cosas bien. Pero hagámoslas bien,
teniendo siempre claro y en cuenta, que la solución a nuestros problemas en el
naval está en el levantamiento del veto que padecemos.
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