miércoles, 14 de septiembre de 2011

EL FUTURO INMEDIATO NO PASA POR LA 6ª FRAGATA F – 100

 
              Muchos, probablemente demasiados, fueron los esfuerzos que últimamente se dedicaron a conseguir esa luz verde necesaria para la construcción de la prometida 6ª fragata F – 100 en nuestras gradas, las gradas de Navantia Ferrol.
              Es cierto, que una situación como la que actualmente ya se empieza a vivir en nuestros astilleros (y digo astilleros en plural, porque realmente en nuestra Ría y le pese a quien le pese, haber, hay dos astilleros) merece toda la atención y esfuerzos por parte de todos los ferrolanos por lo que estos centros de trabajo significan. Pero esa importancia vital que tienen en la vida de nuestra ciudad y comarca, no debe de ser motivo como para que no seamos lo suficientemente objetivos y analíticos, como  para no ver lo que realmente pueda resultar más factible de conseguir a la hora de defender y salvaguardar todos los intereses, los de Navantia, los de la Armada y por supuesto los de la sociedad de Ferrolterra.
              Y en ese contexto, tenemos que entender que la construcción de una nueva F – 100 significaría hacer un esfuerzo inversor extraordinario, un esfuerzo de 850 millones de euros. Y si ya eso es muy importante por la cuantía, mucho más importante resulta al tener que desviar al extranjero el 40 % aproximadamente de la inversión total debido a las adquisiciones del equipamiento que tendríamos que ir a buscar fuera de nuestras fronteras. Eso es lo verdaderamente sustancial y significativo, tener que invertir, en estos momentos y tal y como está la situación, del  orden de 340 millones de euros en otros países.
              Así pues, si a las dificultades presupuestarias, le añadimos el inconveniente del esfuerzo inversor en otros países y además de todo eso, tenemos en cuenta que la compañía se encuentra desarrollando nuevos diseños de cara a conseguir la fragata de las dos próximas décadas, ¿ hasta que punto es razonable continuar insistiendo sobre la 6ª fragata sin valorar otras opciones? ¿Y cuál otra podría ser la solución para Navantia – Ferrol ? Un nuevo Juan Carlos I.
              En primer lugar, por la situación en la que se encuentra el Portaaeronaves Príncipe de Asturias, una situación, que le obligará a entrar en breve en una gran reparación para la que el Ministerio de Defensa deberá de habilitar un presupuesto millonario. El Príncipe de Asturias, es un buque actualmente obsoleto y lo es, debido a las nuevas generaciones de equipos y de sistemas que a lo largo de estos últimos 25 años fueron apareciendo en los diferentes mercados. Es un barco que ya no cuenta con tecnología punta y de ahí, su estado de barco desfasado y caduco para los nuevos tiempos que corren.   
              En segundo lugar, por las propias necesidades de nuestra Armada, dado el papel que está jugando nuestro país, cada vez más relevante, a nivel internacional.
              En tercer lugar, por su coste, pues los 400 millones que costó el Juan Carlos I, es la mitad de lo que vale una nueva fragata F – 100 . Y además, éste seria un dinero que se quedaría en España prácticamente en su totalidad, y a mayores, el gobierno podría recurrir a diferentes formas de pago al tener que negociar con una empresa de la casa como es Navantia, sin la necesidad de tener que ofrecer nada a cambio, como ocurre cuando se negocia con otros países.
              En cuarto lugar y esto también es muy importante, porque un buque como el Juan Carlos I es mucho más vendible que una fragata F – 100, y España y Navantia,  necesitan vender este producto.
              Es decir, lo que el Ministerio de Defensa y el gobierno de España deben de hacer, es estudiar muy seriamente la conveniencia de reparar el Portaaeronaves Príncipe de Asturias para venderlo a un país en vías de desarrollo, y acometer de esa forma, la construcción de un nuevo BPE.
              Esta nueva construcción, de 3.200.000 horas de trabajo de producción, junto con las 1.240.000 horas necesarias entre producción e ingeniería para la construcción de un dique flotante, verdadera y auténtica inversión productiva, más que necesaria para que Reparaciones no quede relegada a un segundo lugar en la reparación de gaseros en un futuro inmediato, serian las bases sobre las que asentar la tranquilidad que en estos momentos necesita la compañía para reconducir su política comercial y al mismo tiempo, enderezar la trayectoria de sus factorías en Fene y Ferrol.
              Y en esa dirección, creo sinceramente que tendrían que ir encaminados los esfuerzos, tanto sindicales como políticos.


                                                   Fdo)  Jesús  Varela  Rivas

                                                   

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