lunes, 9 de julio de 2012


¿ES  ESPAÑA  UN  ESTADO  DE  DERECHO?



       EL Estado de Derecho y como su propio nombre indica, se conforma de dos componentes: Estado (como forma de organización política) y Derecho (como conjunto de normas por las que se rige la sociedad). Y siendo esto así y lo es, Estado de Derecho significa que el Estado está limitado por el Derecho. O lo que es lo mismo, el poder del Estado está sometido al Derecho. Un Estado de Derecho, es aquel que tiene los tres poderes, el Poder legislativo, el Poder judicial y el Poder ejecutivo, separados e independientes entre si.

            Vivir en un estado democrático en absoluto equivale a tener garantía de vivir en un Estado de Derecho. De hecho, existen gobiernos que aún respetando determinados procedimientos democráticos, ponen en cuestión el Estado de Derecho por el método empleado a la hora de la elección de cargos de alguno o de todos esos poderes.

           Y en ese contexto ¿Qué grado de independencia puede decirse que tenga un organismo como el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Supremo o el mismo Constitucional, de nuestro país, si su composición pasa por el acuerdo al que previamente lleguen el partido en el poder y el principal de la oposición? ¿A quién se deben estos organismos del más alto nivel del Estado, a quienes les nombran o a la sociedad por la que tienen que velar?

          Es realmente inexplicable que el Tribunal Constitucional estuviese durante más de año y medio en situación de interinidad por la falta de acuerdo entre el PP y el PSOE para la elección de los tres magistrados que habían agotado sus mandatos en Noviembre del 2010. Un acuerdo, que si no se dio antes fue única y exclusivamente por la postura que ambos partidos mantuvieron en defensa de sus respectivos intereses.

          El verdadero Estado de Derecho, del que tanto presumimos, se conseguirá, insisto, conseguirá, cuando realmente los tres poderes del Estado sean total y absolutamente independientes el uno del otro. Y eso no se alcanzará, entre otras cosas, mientras en la elección de sus miembros tengan algo que ver personas o instituciones ajenas al propio colectivo de la organización en cuestión.

            Es verdaderamente lamentable, apreciar como los demás partidos que conforman el arco parlamentario no critiquen el acuerdo en si y sin embargo critiquen que no se haya contado con ellos para alcanzar el mismo. Y es que estas cuestiones de querer estar presente – para dominar – en todos los focos del poder, es lo que hace que nos preguntemos hasta dónde es verdad que vivamos realmente en un Estado de Derecho.



                                                

            




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